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 12 motivos erróneos para hacerse emprendedor
diciembre 30, 2020

12 motivos erróneos para hacerse emprendedor

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Hacerse autónomo por motivos equivocados puede convertirse en un negocio ruinoso tanto desde el punto económico como profesional.

Está claro que hay muy buenas razones para ser freelance: la libertad para elegir el tipo de trabajo, el lugar, los horarios y los clientes… Pero antes de tomar la decisión, conviene no dejarse arrastrar solo por los reclamos positivos.

En FreelanceFolder han recopilado algunos de los motivos que pueden llevarte, de forma errónea, a convertirte en un profesional independiente.

1. Levantarse tarde y salir temprano del trabajo

Es cierto que, como freelance, puedes elegir las horas en las que trabajas. Pero si crees que eso significa que puedes dormir hasta mitad del día, y que luego puedes dejar de trabajar a primera hora de la tarde, es evidente que te vas a llevar una buena sorpresa.

Puede que seas más productivo por la noche, y que consigas organizarte para sacar adelante el trabajo sin problemas. Pero seguramente tus clientes esperarán que les respondas dentro del horario tradicional de oficina. Así que es mejor que te prepares para responder el teléfono a partir de las 9 de la mañana.

2. Hacerse rico

Es mejor que no decidas hacerte freelance solo por el dinero. Puede que consigas buenos clientes y las cosas te vayan francamente bien. Pero de ahí a hacerse rico hay un gran trecho. Debes tener en cuenta que para hacer mucho dinero necesitas hacer muchos proyectos, y solo tienes dos brazo. Solo teniendo personas a tu cargo podrías gestionar un volumen de proyectos mucho mayor. Trabajando solo es complicado.

Así que, más que en el dinero, concéntrate en hacer algo que te guste y que, además, te permite vivir bien.

3. Odio trabajar con gente

Eso de que los freelance trabajan solos, aislados, de forma totalmente independiente, es solo un mito. Como profesional, siempre tienes que trabajar con gente. Siempre tienes un cliente al que debes responder. Y muchas veces te tocará trabajar con una agencia, o con otros profesionales.

Si tu idea es hacerte freelance para “olvidarte de la gente”, es mejor que te lo pienses dos veces.

4. Así puedo pasar todo el día con los críos

A no ser que decidas trabajar solo media jornada, lo más normal es que tu intención de pasar mucho tiempo con tus hijos sea incompatible con tu actividad freelance. Para empezar, porque el trabajo no va a dejarte suficiente tiempo para ocuparte de ellos: cambiar pañales, jugar, hacer las tareas de la casa, etc.

Además, es muy posible que estar en casa con tus hijos se convierta en una gran distracción, un auténtico obstáculo para completar tus proyectos a tiempo.

Esto no significa que hacerse freelance sea una mala opción para dedicar tiempo a tus hijos. De hecho, suele ser una actividad mucho más flexible que casi cualquier trabajo asalariado, y seguramente te permitirá llevarles a la escuela y recogerles, asistir a algunas de sus actividades, etc.

Se trata simplemente de que seas realista: no vas a poder trabajar en casa y dedicarles todo el tiempo del mundo.

5. Puedo cobrar lo que quiera por mi trabajo

Puedes fijar el precio que te dé la gana por tu trabajo, eso es cierto, pero luego no puedes esperar que alguien te contrate si estás fuera de mercado… No esperes milagros. Los precios de la competencia, tu experiencia y la calidad de tu trabajo serán algunas de las variables fundamentales que marcarán los límites de tus tarifas.

6. Ser freelance es muy fácil

Ser freelance es uno de los trabajos más complicados, en el sentido de que acabas siendo el único responsable de TODO: encontrar el trabajo, hacerlo, cobrarlo, realizar presupuestos, pagar tus impuestos, realizar labores de promoción…

Ten en cuenta que son muchas tareas para una sola persona. La ilusión, y la capacidad de organización, son claves.

7. Así podré tener la casa siempre en orden…

La teoría está muy bien: si trabajo en casa, puedo aprovechar el tiempo para mantenerla en orden. Pero luego no resulta tan sencillo. Si te levantas y, en vez de ponerte a trabajar en tu actividad remunerada, te dedicas a limpiar y recoger la cocina, lo más normal es que pierdas la mitad de la mañana. Y no vas a cobrar por ello…

Es evidente que tienes que mantener la casa en buenas condiciones, pero debes organizarte para hacerlo sin afectar a los horarios de tu trabajo remunerado. Es una cuestión de organización. Al final, en este aspecto la situación no es tan diferente a la de un asalariado, que debe hacer las tareas de casa fuera de los horarios de trabajo.

8. El trabajo vendrá a buscarme

Puedes pasar horas delante de la pantalla esperando a que los clientes se pongan en contacto contigo… Hay que trabajar mucho como freelance antes de conseguir “empezar a trabajar” en un proyecto.

9. Sin jefe, al fin

Mucha gente “huye” del trabajo asalariado para no tener un jefe siempre encima. Pero lo que a veces no tenemos en cuenta es que, para ser freelance, debemos convertirnos en nuestro propio jefe. Y eso a veces resulta duro. Tienes que estar encima de ti mismo para entregar el trabajo a tiempo, para mantener la exigencia y la motivación incluso en las tareas menos divertidas.

10. Voy a ahorrar un montón de dinero

Es verdad que trabajando desde casa puedes ahorrar bastante dinero por ejemplo en combustible. Pero debes tener en cuenta también que tus facturas de electricidad, de gas, de internet y de teléfono irán en aumento. Podrás desgravarte parte de estos gastos, pero no esperes un ahorro milagroso.

Además, de vez en cuando te apetecerá dejar tu casa para cambiar de aires, y eso te llevará, por ejemplo, a una cafetería. Por no hablar de los momentos en que no tengas mucho trabajo. Si te dejas llevar por el aburrimiento, puedes acabar comprando cualquier cosa.

11 Mucho más tiempo libre

Si organizas bien tu actividad freelance y tienes un poco de suerte, puedes disfrutar de bastante tiempo libre. Pero si no lo haces, tu jornada laboral puede hacerse interminable.

Los principales riesgos son dos: por un lado, que asumas demasiados proyectos y te pases el día y parte de la noche intentando cumplir los plazos; por otro lado, que vayas dejando las tareas para más adelante, y que cuando se acerque el plazo de entrega tengas que trabajar sin descanso.

12. Prestigio (y comprensión)

Todavía hoy, para mucha gente los freelance son una especie de “bichos raros”. Eso de “trabajar desde casa” y sin horarios fijos no parece una cosa seria, y a la gente le cuesta comprender que de verdad estás trabajando, y que no te pasas el día durmiendo, jugando al ordenador o viendo la televisión.

A veces esto acarrea sus problemas. Por ejemplo, a la hora de repartir tareas en pareja. Es fácil que la otra parte asuma que, ya que estás en casa, deberías ocuparte de todas las tareas asociadas. Cuando en realidad, tú también necesitas dedicar un tiempo fijo para conseguir tus ingresos.

También es muy común que la gente con tiempo libre intente quedar siempre contigo, como si no tuvieras nada que hacer…

El mejor trabajo del mundo

Las cosas no son fáciles, y debemos ser siempre realistas. Todos estos “motivos equivocados” pueden servir de advertencia para los que están pensando en dar el paso definitivo. Pero también es cierto que, con trabajo, organización, talento y un poco de suerte, ser freelance puede ser el mejor trabajo del mundo.

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